viernes, 23 de octubre de 2015

El Sujeto de la Historia.

AL PLANTEAR la cuestión del sujeto de la historia, es necesario intentar una mayor precisión acerca de lo interrogado, pues la significación del término "sujeto" es cualquier cosa menos comprensible de suyo. Aun sin considerar los diversos significados de esta noción cuando se trata del sujeto lógico o epistemológico, sigue siendo ambiguo y confuso lo que pueda entenderse por "sujeto". Etimológicamente significa "lo puesto debajo" o "lo que se encuentra en la base": de ahí un sentido semejante al del término "sustancia". A este sentido etimológico responde las más de las veces el significado ontológico del vocablo "sujeto", conforme con el cual el sujeto es el ente que está en la base sosteniendo o sustentando una determinada realidad. De acuerdo con el sentido mencionado, pues, el término "sujeto" indica la relación de un ente con una realidad sostenida por él o, lo que es igual, con una realidad en alguna manera dependiente del sujeto sustentante. El término adquiere un sentido derivado del anterior cuando se define al sujeto por oposición al objeto: significa entonces una entidad autónoma cuya actividad permite el establecimiento de relaciones, a diferencia del simple "objeto" o entidad pasiva de tales relaciones. Se puede extremar esta significación haciendo del sujeto el polo activo y constituyente enfrentado al objeto concebido como polo pasivo y constituido. Al plantear, pues, la cuestión del sujeto de la historia se estaría interrogando bien por el ente que está en la base sustentando el proceso histórico o bien por el ente constituyente de tal proceso. La primera pregunta remite a una problemática metafísica ya que exige como respuesta el señalamiento de un ente que, estando "más allá" o "debajo”, pero, en definitiva, fuera de la historia, sea, sin embargo, la base sustentante de la misma. La segunda pregunta, en cambio, tiene una apariencia de mayor legitimidad, por cuanto interroga por una subjetividad libre, un centro de iniciativas, autor responsable de sus actos, es decir, interroga por el ente de cuya actividad el proceso histórico sería el resultado. Entendida así, la pregunta por el sujeto de la historia sería equivalente a la pregunta acerca de quién hace la historia. Vamos a referirnos más detenidamente al primero de los dos sentidos mencionados, donde el sujeto aparece como la causa u origen del proceso histórico. Este es el caso, por ejemplo, del planteamiento de Feuerbach, para quien la sociedad sólo es, en cada uno de sus momentos históricos, la manifestación progresiva de la esencia humana. Si el hombre aparece, en esta perspectiva, como el sujeto de la historia, ello se debe a que el proceso se comprende como la serie de manifestaciones y transformaciones de la naturaleza humana. De acuerdo con esta concepción humanista, el hombre es el sujeto de la historia porque el proceso no es sino la expresión fenoménica de su esencia interior. Una ilustración de este enfoque antropológico la ofrece el conocido párrafo de los Manuscritos de 1844 según el cual, el comunismo "es la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza y del hombre contra el hombre, la verdadera solución de la pugna entre la existencia y la esencia, entre la objetivación y la afirmación de sí mismo, entre la libertad y la necesidad, entre el individuo y la especie. Es el secreto revelado de la historia y tiene la conciencia de ser esta solución".1 (C. Marx, "Manuscritos Económico-filosóficos de 44, en Escritos Económicos Varios, pp. 82-83. Trad. W. Roces, Ed. Grijalho, México, 1962.)
En este párrafo es claro el supuesto de que el hombre es el sujeto, es decir, el principio u origen fundamental del cual la historia es la manifestación. Así pues, el proceso aparece como una sucesión caótica de acontecimientos cuya clave sólo se encuentra en las determinaciones esenciales del sujeto. "La tesis inestable sostenida por Marx en los Manuscritos de 1844 es que la historia es la historia del proceso de enajenación (y des enajenación) de un sujeto".2 (Louis Althuser. "Lenin frente a Hegel", en Anton Pannekoek, Lenin filósofo. Cuadernos P y P, No. 42, p, 171, Córdoba, 1973.) El código que permite descifrar el "sentido" del conjunto de los fenómenos históricos está dado por la naturaleza de ese sujeto, cuyas notas esenciales constituyen el lugar donde el humanismo cree encontrar la razón de ser del proceso.

Fuente: El sujeto de la historia.

http://148.206.53.230/revistasuam/dialectica/include/getdoc.php?id=309&article=330&mode=pdf

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