domingo, 12 de julio de 2015

La Historia como Ciencia. (2)

La tarea del historiador.

En general, la historia es la tarea del historiador, su finalidad primordial consiste en determinar qué fue lo que sucedió realmente; como el historiador no pudo ser testigo de los acontecimientos pasados, entonces se ve en la obligación de recurrir a fuentes a partir de las cuales los reconstruye, sólo les son conocidos por los rastros dejados accesibles al historiador quien después inicia un trabajo lógico de razonamiento para reconstruirlos con la mayor fidelidad posible a partir de los rastros o evidencias hallados en las fuentes. El conocimiento que el historiador tiene del pasado histórico es indirecto, el conocimiento histórico se caracteriza porque sus hechos primordiales no pueden ser observados sino inferidos.

La indagación histórica:

  1. Búsqueda de documentos.
  2. Clasificación y comprensión. ( después de clasificarlos busca entenderlos)
  3. Valorarlos como registros de hechos.
  4. Someter las fuentes al más riguroso examen crítico en su fuero interno y externo. 
La crítica externa de los documentos ofrece de por sí una serie de dificultades que requiere el más alto desarrollo del pensamiento crítico, fruto del adiestramiento en erudición clásica, del conocimiento de técnicas paleográficas y el conocimiento idiomático, para poder determinar asuntos relacionados con la caligrafía, el idioma, la forma y la fuente del documento, entre otras.
La crítica interna, cuyo propósito es determinar las circunstancias bajo las cuales fue producido el documento, implica la dificultad de analizar qué fue lo que el autor creyó haber observado y la consecuente interpretación de los sucesos observados; el historiador se interroga si el autor del documento tuvo algún incentivo para dar una falsa representación de los hechos o si acaso se hallaba en posición que le permitiera conocerlos. En fin, así como las ciencias empíricas han crecido a partir del conocimiento del sentido común, la historia lo ha hecho a partir de la tradición; y como la ciencia es algo más que el sentido común organizado, también la historia es algo más que la tradición con conciencia de sí misma que requiere actitud crítica por parte del historiador.

Los filósofos han obtenido dos teorías diferentes del pensamiento histórico. La primera es la explicación idealista típica del pensamiento histórico, esta teoría considera que la historia es una ciencia porque ofrece un cuerpo conexo de conocimientos a los que se llegó metódicamente, pero es una ciencia de carácter peculiar que no es abstracta, sino concreta, y que termina no en conocimientos generales sino en el conocimiento de verdades individuales. La fuerza de la teoría idealista estriba en su aparente correspondencia con el hecho psíquico, es decir que, hasta cierto punto, podemos ponernos en el lugar de otras personas y penetrar en sus pensamientos y sentimientos. La segunda teoría es la positivista, según ésta, uno de los propósitos primordiales, en la mayor parte de sus formas, fue vindicar la unidad de la ciencia para demostrar que, aparte de las disciplinas puramente analíticas, todas las ramas del conocimiento que merecen su nombre dependen de los mismos procedimientos básicos de observación, reflexión conceptual y verificación. La teoría positivista excluye todo lo que tenga relación con la teoría idealista de la historia y niega la idea de que la historia sea una rama autónoma del saber.
Los primeros positivistas, herederos de Augusto Comte, entendían que la historia no era una forma de lo que ellos conocían como ciencia, pero esperaban concederle ese rango, posibilidad que se basaba en desviar la atención que tenían los historiadores de los hechos individuales a los principios que regían esos hechos, pasando de esa manera a la formulación de leyes de la historia. Al hacer esto la historia ascendería al nivel científico y se igualaría a la sociología. La teoría positivista, en su sus últimas formas, no ve nada de particular en el hecho de que el historiador se interese por los hechos particulares y sostiene que la comprensión histórica implica exactamente la misma referencia a verdades generales que se hacen en todo razonamiento deductivo.
La crítica a estas dos teorías permite vislumbrar que la historia no puede considerarse como una fuente extra científica de conocimientos, la historia constituye una forma respetable de conocimiento.

Luis Fernando Sanchez Jaramillo.
http://icsh.co/page36.html

http://www.redalyc.org/pdf/1341/134116845005.pdf

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