lunes, 10 de abril de 2017

Periodización según Gabriela Peña.

Existen cuatro grandes períodos llamados edades históricas: antigua, media, moderna y contemporánea; delimitadas por grandes acontecimientos que, en su momento, fueron de suma trascendencia.
Estos cortes o divisiones son solo convencionales, el tiempo posee un devenir que no se detiene ni cambia bruscamente, y las transformaciones siempre se dan a lo largo de un lapso de tiempo más o menos prolongado.

Fuente: Peña, Gabriela Alejandra. "Historia de la Iglesia: veinte siglos caminando en comunidad". 1º ed. Buenos Aires. Ed. Claretiana. 2011.- (pág. 14)

martes, 14 de marzo de 2017

Corrientes historiográficas.

Positivismo.

El concepto positivismo surgió de los trabajos de Augusto Comte, quien dividió la historia de la humanidad en tres estadios diferentes y el tercero era el positivo, caracterizado por lo certero, real y preciso, de ahí que esta corriente de pensamiento historiográfico esté en la búsqueda permanente del dato cierto, real, útil y preciso.
El positivismo postula la idea de progreso como definición del devenir histórico. Concibe a la historia por etapas que van de la barbarie hacia el desarrollo; donde cada una es mejor que la anterior; y concibe el tiempo unilinealmente y no reconoce retrocesos.
Postuló que el investigador debía estar alejado temporal y anímicamente del objeto de estudio para estudiarlo objetivamente; explica que el historiador no puede ni debe interpretar sino solamente acumular datos para describir objetivamente el suceso. Su intención era encontrar el dato puro y construir leyes históricas.
El positivismo es el responsable de dotar a la historiografía de su primer método para darle carácter científico. Sus principales representantes son Leopold von Ranke, Jules Michelet, Denis Fustel de Coulanges. Su origen se ubica en los inicios del siglo XIX en Francia, aunque fue en la actual Alemania, donde tuvo muy importantes representantes.
Materialismo histórico.
El materialismo histórico es la versión de Karl Marx (1818-1882) de la dialéctica idealista hegeliana, interpretada como económica, y basada en la relación de producción y trabajo.
Dos términos podrán definir más claramente a esta corriente de pensamiento: son dialéctica como la naturaleza de las cosas y el hecho de que los diferentes aspectos de la sociedad están siempre orgánicamente relacionados; estas relaciones orgánicas se explican de manera más convincente si se advierte que el aspecto económico (material) es tan importante que tiende a reflejarse en todos los otros aspectos: político, social y cultural.
Bajo esta propuesta divide la historia europea por modos de producción: Comunismo primitivo, Esclavismo, Feudalismo y Capitalismo, donde, por la dialéctica de su naturaleza (contradicción), cada etapa, gesta en su seno el origen de la siguiente. Establece la existencia de constantes o leyes en el acontecer histórico como la lucha de clases. Es la economía el gran proceso o estructura que da mayor movimiento a las subsecuentes etapas y está formada de la gran movilidad de acontecimientos.
Sus principales representantes son Karl Marx y Friedrich Engels. En la actualidad se encuentra el británico Eric Hobsbawm. Su origen se ubica a mediados del siglo XIX en la actual Alemania e Inglaterra.
Historicismo. 
El historicismo es la tendencia intelectual a reducir la realidad humana a su historicidad o condición histórica (única e irrepetible).
Entre 1870 y 1920 diversos historiadores reaccionan frente al positivismo que intentaba recabar la mayor cantidad de datos para poder escribir la historia objetiva. Sin embargo consideraba que el investigador era capaz de quedar al margen de su investigación, es decir que no se involucraba; frente a esto el historicismo planteó que la historia se estudia y se ve desde el punto de vista subjetivodel investigador, la investigación se hace a través de la experiencia subjetiva de quien lo investiga.
Así asegura que el historiador sólo refleja la historia de su tiempo y desde su tiempo. William Dilthey en Alemania, Benedetto Croce en Italia, José Ortega y Gasset en España, y Edmundo O’Gorman en México han sido sus más claros representantes. Desarrollaron la Historia narrativa y episódica. También se le conoce como Historia científica o racional concreta.
Conciben que los hechos son históricos porque no se repiten. La historia se re-crea en la mente del historiador, la hace, por así decirlo, experiencia propia y por ello se dice que la hace contemporánea al historiador, por eso manifiesta que “Toda Historia es Historia contemporánea” o toda Historia se escribe desde el presente. El historiador debe establecer un criterio para saber si lo que se dijo es o no verdad.
Annales.

Con este nombre se designa a la revista fundada en 1929 por Bloch y Febvre, profesores de la Universidad de Estrasburgo, que crearon una red multidisciplinaria de colaboradores.
Postula que la historia se mueve en tres planos temporales superpuestos: la larga duración, que son movimientos muy lentos pero en permanente transformación, dividen el tiempo histórico en eras. En la mediana duración se ubican los acontecimientos que perduran en varias generaciones y pueden dividir el tiempo en etapas. Finalmente, la corta duración son los periodos coyunturales donde se percibe el movimiento y las rupturas rápidamente, y se dan en el lapso de una generación (véase “Tiempo Histórico”).
Esta corriente historiográfica toma en cuenta la geografía, pero no como el escenario de la actuación de las personas, sino como el ambiente que afecta al ser humano y a la vez el hombre afecta; en una relación estrecha donde no se puede entender el espacio sin el hombre ni al hombre sin su espacio.
Tuvo origen en Francia en el segundo cuarto del siglo XX, esta corriente historiográfica ha desarrollado diferentes épocas, de las cuales los representantes más influyentes han sido Marc Bloch, Lucien Febvre, Fernand Braudel, Jacques Le Goff y Roger Chartier.
Historia cultural.
Es una corriente historiográfica que se ha desarrollado en el último tercio del siglo XX y hasta nuestros días, se caracteriza por estudiar y escribir la historia desde perspectivas diferentes a las utilizadas tradicionalmente como ha sido la historia política, militar y económica.
Los temas de su estudio han sido, por ejemplo: los niños, las mujeres, los libros, la lectura, la vestimenta, la música, las formas de pensar, o los juegos. Intentan ver la historia en función de eso que llamamos “objeto de estudio”. Los centros de su mayor expresión han sido Francia e Inglaterra, donde se encuentran sus mayores representantes como: Peter Burke, Roger Chartier, Roger Darnton, Clifford Geertz y Carlo Ginzburg.

martes, 4 de octubre de 2016

David Christian: Nuestra gran historia - TED 2011 - Español CC


Activar subtítulos.

El estudio de la historia, según Jacques Le Goff.

El estudio de la historia, según Jacques Le Goff
JUEVES 17 DE ABRIL DE 2014 - Diario La Nación.

Texto: Jacques Le Goff - Traducción: Susana G. Artal

Ni tesis ni síntesis, este ensayo es el resultado de una larga investigación: una reflexión sobre la historia, sobre los períodos de la historia occidental, en el seno de la cual la Edad Media es mi compañera desde 1950. Estábamos entonces en vísperas de mi agrégation [concurso de admisión en el cuerpo de profesores de enseñanza secundaria o superior. N. de T.], cuyo jurado estaba presidido por Fernand Braudel y en el cual la historia medieval estaba representada por Maurice Lombard.
Se trata pues de una obra que llevo dentro de mí desde hace mucho tiempo, alimentada de ideas por las que tengo el más vivo interés y que he podido formular, en diversos lugares y de diversas maneras.
La historia, como el tiempo que es su materia, aparece al principio como continua. Pero está hecha también de cambios. Y, desde hace mucho tiempo, los especialistas han tratado de distinguir y definir esos cambios recortando, en esa continuidad, secciones que al principio se denominaron las "edades" luego, los "períodos" de la historia.
Escrito en 2013, en el momento en que los efectos cotidianos de la "mundialización" son cada vez más tangibles, este libro-recorrido vuelve así a las diversas maneras de concebir las periodizaciones: las continuidades, las rupturas, las maneras de pensar la memoria de la historia.
Ahora bien, el estudio de estos diferentes tipos de periodización permite desgajar, creo, lo que puede llamarse "una larga Edad Media". Y eso especialmente si se reconsideran a la vez las significaciones que, desde el siglo XIX, se han querido atribuir al "Renacimiento" y la centralidad de ese "Renacimiento".

Dicho de otro modo, al tratar el problema general del pasaje de uno a otro período, examino un caso particular: la supuesta novedad del "Renacimiento" y su relación con la Edad Media. Este libro pone así en evidencia las grandes características de una larga Edad Media occidental que podría ir desde la Antigüedad tardía (del siglo III al VII) hasta mediados del siglo XVIII.
Esta proposición no elude la conciencia que de aquí en más tenemos de la mundialización de las historias. El presente y el porvenir comprometen a cada sector de la historiografía a poner al día sistemas de periodización. Este volumen exploratorio desearía también contribuir en esa tarea necesaria.
Si bien la "centralidad" del "Renacimiento" se encuentra en el meollo mismo de este ensayo, incitando a renovar nuestra visión histórica, a menudo demasiado estrecha, de esa Edad Media a la cual consagré con pasión mi vida de investigador, las cuestiones suscitadas conciernen principalmente a la concepción misma de la historia en "períodos".
Pues resta saber si la historia es una y continua o si está seccionada en compartimentos. O aún, ¿realmente hay que recortar la historia en tajadas?
Este libro, al echar luz sobre esos problemas de la historiografía, quiere ser una contribución, por modesta que sea, a la nueva reflexión ligada a las historias mundializadas.
Preludio
Uno de los problemas esenciales de la humanidad, aparecido con su nacimiento mismo, ha sido dominar el tiempo terrestre. Los calendarios han permitido organizar la vida cotidiana, pues están casi siempre ligados al orden de la naturaleza, con dos referencias principales: el Sol y la Luna. Pero los calendarios definen en general un tiempo cíclico y anual, y no son eficaces para pensar en tiempos más largos. Ahora bien, aunque la humanidad hasta ahora no es capaz de prever con exactitud el futuro, sí le importa dominar su largo pasado.
Para organizarlo, se ha recurrido a diversos términos: se ha hablado de "edades", de "épocas", de "ciclos". Pero el que mejor se adapta creo es "períodos". "Período" viene del griego periodos que designa un camino circular. Entre los siglos XIV y XVIII, el término tomó el sentido de "lapso" o "edad". En el siglo XX, produjo la forma derivada "periodización".
Ese término de "periodización" será el hilo conductor de este ensayo. Indica una acción humana sobre el tiempo y subraya que su recorte no es neutro. Se tratará aquí de poner en evidencia las razones más o menos declaradas, más o menos confesadas que han tenido los hombres para recortar el tiempo en períodos, a menudo acompañadas de definiciones que subrayan el sentido y el valor que ellos les confieren.
El recorte del tiempo en períodos es necesario para la historia, se la considere en el sentido, general, de estudio de la evolución de las sociedades o de tipo particular de saber y de enseñanza, o aun de simple despliegue del tiempo. Pero ese recorte no es un simple hecho cronológico, expresa también la idea de pasaje, de giro, de rechazo incluso de la sociedad y los valores del período precedente. Los períodos tienen, por consiguiente, una significación particular; en su propia sucesión, en la continuidad temporal o, por el contrario, en las rupturas que esa sucesión evoca, constituyen un objeto de reflexión esencial para el historiador.
Este ensayo examinará las relaciones históricas entre lo que se denomina habitualmente "Edad Media" y "Renacimiento". Y, como se trata de nociones nacidas en el curso de la historia, prestaré especial atención a la época en la cual ellas aparecieron y al sentido que entonces vehiculizaban.
A menudo se intenta asociar "períodos" y "siglos". Ese último término, utilizado en el sentido de "período de cien años" que comienza teóricamente por un año que termina en "00", no apareció sino en el siglo XVI. Antes, la palabra latina saeculum designaba ya el universo cotidiano ("vivir en el siglo"), ya un período bastante corto, mal delimitado y que llevaba el nombre de un gran personaje que le habría dado su esplendor: por ejemplo, "siglo de Pericles", "siglo de César", etcétera. La noción de siglo tiene sus defectos. Un año que termina en "00" raramente es un año de ruptura en la vida de las sociedades. En consecuencia, se dejó oír o incluso se afirmó que tal o cual siglo comenzaba antes o después del año bisagra y se prolongaba más allá de los cien años, o inversamente, concluía antes: así, para los historiadores, el siglo XVIII comienza en 1715, y el siglo XX, en 1914. Pese a esas imperfecciones, el siglo se convirtió en un útil cronológico indispensable, no sólo para los historiadores sino también para los numerosos individuos que se refieren al pasado.
Pero el período y el siglo no responden a la misma necesidad. Y si a veces coinciden, eso es sólo por comodidad. Por ejemplo, una vez que la palabra "Renacimiento" -introducida en el siglo XIX- se convirtió en la marca de un período, se lo trató de hacer coincidir con uno o varios siglos. Ahora bien, ¿cuándo comenzó el Renacimiento? ¿En el siglo XV o en el XVI? Pondremos en evidencia la dificultad para establecer y justificar el inicio de un período. Y veremos más adelante que la manera de resolverla no es anodina.
Aunque la periodización ofrece una ayuda para dominar el tiempo -o más bien, su uso-, a veces hace surgir problemas de apreciación del pasado. Periodizar la historia es un acto complejo, cargado a la vez de subjetividad y de esfuerzo por producir un resultado aceptable para la mayoría. Es, creo, un apasionante objeto de historia.
Para terminar este preludio, querría subrayar, como lo hecho en particular Bernard Guenée, que lo que llamamos la "historia, ciencias sociales", requirió tiempo para convertirse en objeto de un saber, si no "científico", al menos racional. Ese saber que se refiere al conjunto de la humanidad no se constituyó realmente hasta el siglo XVIII, cuando entró en las universidades y en las escuelas. La enseñanza constituye en efecto la piedra de toque de la historia como conocimiento. Ese dato es importante recordarlo para comprender la historia de la periodización.

Periodización. Celarius.

La periodización de la historia

La periodización de la historia trata de dividir la historia en distintos periodos que posean unos rasgos comunes entre sí, lo suficientemente importantes para hacerlos cualitativamente distintos a otros periodos. En historia nos da lugar a amplios periodos temporales que también son llamadas edades.
Cristóbal Celarius.
En la actualidad hay un consenso sobre los distintos periodos de la Historia de la Civilización Occidental, que tiene su origen en los términos acuñados por Cristóbal Celarius (1638-1707), historiador alemán y profesor de retórica e histórica en la Universidad de Halle. Esta periodización fue escrita en su obra Historia Antigua, editado en 1685. Bien es cierto que conceptos como la Edad Media no surgieron del propio Cristóbal Celarius. El mismo término de Edad Media surgió durante el surgimiento del Renacimiento. La Edad Media sería un “periodo de oscuridad” entre el mundo clásico romano y el renacimiento de la cultura clásica en la península italiana en el siglo XV.
La periodización de Celarius tiene en cuenta como hechos más relevantes el mundo clásico grecorromano y el renacimiento. Por tanto, Celarius acuñó los nombres de Edades Antigua, Media y Moderna. Según él, la Historia Antigua llegaba hasta el emperador romano Constantino (324), y la Historia Moderna empezaba con la caída de Constantinopla en 1453 y persistía en la propia época de Celarius. El periodo entre las dos fechas fue llamado Edad Media.
Posteriormente, Johann Christoph Gatterer, también historiador alemán, adopta esa división tripartita en su obra. Pero él realiza una serie de modificaciones, situando el final de la Edad Antigua en el año 476 (año de la caída de Roma) y el inicio de la Edad Moderna en 1492 (descubrimiento de América) o 1517 (el inicio de la reforma luterana).A partir de entonces, esta división de la Historia en tres periodos se generalizó, gracias también a que era un modelo que sustituía a la tradicional concepción de la Historia definida por la Iglesia Católica.

Críticas respecto la periodización de la historia

Evidentemente, esta periodización de la historia no está exenta de críticas.
En primer lugar, la primera crítica se centra en una cuestión cronológica. Aunque la división temporal de la historia facilita su estudio, crea la sensación de que el devenir histórico se ha desarrollado con líneas de ruptura. A pesar de que ciertas fechas tuvieron su significado y se puede hablar de una fecha relevante en la historia, durante esas fechas no se produjeron grandes rupturas dentro de la sociedad que les hiciera ver a ellos mismos que entraban en una nueva época histórica. Añadido a esto, existen historiadores que proponen fechas diferentes, como pudiera ser la invención de la imprenta (1450) o incluso el nacimiento del Islam.
En segundo lugar, es demasiado eurocéntrica al tener como eje central la civilización europea y occidental. Así, deja de lado a otros lugares del mundo como el Extremo Oriente o América. En algunas regiones no se puede hablar de paso de Edad Antigua a Edad Media, o de pasos a Edad Moderna. Este eurocentrismo genera grandes controversias en la actualidad y por ello se puede decir que es una periodización de la civilización occidental.
En tercer lugar, existe una problemática respecto la Edad Media. Esta denominación nació como resultado de poner un nombre entre la Edad Antigua y la Edad Moderna. Esta designación revela una nomenclatura realizada de un modo subjetivo, lo que provoca que en numerosas ocasiones este periodo sea visto de forma despectiva y con no pocos prejuicios. Asimismo, también hay otros debates entorno al concepto de contemporaneidad y su periodo de inicio, que puede variar desde la fecha de la Revolución Francesa (1789) o la finalización de la Primera Guerra Mundial (1918), según qué historiadores o según países.
Consenso. Ventajas de la periodización de la historia

A pesar de todas las críticas recibidas, la importancia de esa periodización histórica se deriva en que nos permite ordenar y clasificar sociedades concretas y facilita el estudio de forma particular y general. De ahí que se mantenga el consenso, aun habiendo de forma paralela numerosas críticas a la periodización realizada y la propuesta de nuevos parámetros de diferenciación. Aunque este consenso, no nos debe hacer olvidar los peligros que puede suponer la tendencia generalizada a encerrar en intervalos temporales los hechos del pasado ya que puede provocar que no se pueda comprender realmente los hechos históricos.
En la presente web respetaré la periodización consensuada en la actualidad para facilitar la comprensión por parte del lector. No obstante, en algunas ocasiones no se podrá diferenciar de forma clara el periodo en el que se encuentra ya que en la realidad no se sufrieron rupturas drásticas, sino que fueron evoluciones de su propio devenir histórico.
La periodización de la historia

La periodización será la siguiente:
1.     Prehistoria. Es el periodo de tiempo desde la aparición del hombre hasta el inicio de la escritura. A su vez, se divide en :
·         Paleolítico. También llamada Antigua Edad de Piedra, y que se suele dividir también en Paleolítico inferior, medio y superior. Ligado a los periodos más antiguos de la humanidad y antes de la llegada de la agricultura.
·         Mesolítico/Epipaleolítico. Es un periodo de transición entre el paleolítico y el neolítico.
·         Neolítico. Es la Nueva Edad de Piedra, ligada al nacimiento de la agricultura en Oriente Próximo.
·         Edad de los metales: calcolítico, edad del bronce, edad del hierro. Es el periodo de tiempo en el que se descubren los metales y se van formando sociedades más complejas que las anteriores. Son periodos de tiempo que en algunos espacios pueden coexistir con periodos históricos.
2.     Historia. Es el periodo de tiempo en el que aparece la escritura y los primeros estados. Suele empezar en el siglo IV A.C. en Oriente Próximo con la aparición de la escritura en Mesopotamia y perdura hasta la actualidad. A su vez se divide en los siguientes periodos:
·         Edad Antigua. Es el periodo que marca desde los inicios de la escritura (s. IV-III a.C) hasta el fin del Imperio Romano de Occidente (476 d.C). En este periodo surgirán las grandes civilizaciones como la persa, la griega y la romana.
·         Edad Media. Es el periodo que abarca desde la caída de Roma (476 d.C) hasta la caída del Imperio Romano de Oriente (1453), aunque en ocasiones también ponen como fecha final el descubrimiento de América en 1492. Dentro de la Edad Media también se suele dividir en Alta, Plena y Baja Edad Media.
·         Edad Moderna. Es el periodo que abarca desde el final de la Edad Media hasta el inicio la Edad Contemporánea. La fecha del final de la Edad Moderna se suele dar en la Revolución Francesa (1789), en los inicios de la Revolución Industrial (s.XVII-XIX), o incluso en el final de la Primera Guerra Mundial (1914). Aunque de forma general la fecha dada será la de la Revolución Francesa (1789)..
·         Edad Contemporánea. Es el periodo de tiempo que abarca desde el final de la Edad Moderna hasta el presente. En ocasiones, muchos historiadores dan a los últimos años la denominación de historia del mundo actual ya que aún no se tiene un periodo de tiempo necesario para realizar un análisis historiográfico de los hechos acontecidos.

Conclusión
Se ha intentado explicar en esta entrada una introducción a la periodización de la historia, su surgimiento, sus críticas y sus ventajas. Toda esta web, La Crisis de la Historia, seguirá la periodización clásica de la historia debido a que es más ventajoso de cara al estudio y a la comprensión. Aunque no por ello se incluirán artículos que amplíen esta información y que critiquen la forma de división de la historia, que en muchos casos dificulta la comprensión de hechos acontecidos en los años de transición entre diferentes edades. La nueva historia busca cada vez más alejarse de los métodos clásicos de estudio de la historia. Por ello, cada vez más buscaré en esta web utilizar nuevos métodos de estudio y análisis de la historia.
Bibliografía. Para profundizar más.
 Quien desee profundizar más sobre la periodización de la historia, puede consultar los siguientes libros:

Casado Quintanilla, Blas (coord.). Tendencias historiográficas actuales. Ed. UNED. 2012.
Hernández Sandoica, Elena. Tendencias historiográficas actuales. Ed. Akal. 2004.


Periodización Cristiana de la Historia.

PERIODIZACIÓN DE LA HISTORIA

PERIODIZACIÓN CRISTIANA DE LA HISTORIA


CULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA
                Es la cultura a la que pertenece la Argentina. Tiene su origen en la Grecia antigua, por el proceso de racionalización, distinguió lo natural de los sobrenatural, heredamos de ella el ideal de vida: PAIDEA (formación integral del hombre) y ARETE (virtud y excelencia en el decir y obrar).
Tuvo aporte Romano que le añadió un sentido práctico, político y universal a través del derecho.
También tuvo aportes por parte del Cristianismo, que con la revelación de Cristo, el hombre conoció y experimento su sentido de trascendencia, que significo su apertura y conocimiento de un Dios personal y único que interviene en la vida del hombre para salvarlo. Además conoce el principio y fin de su existencia y de todo lo creado.

CRISTIANDAD MEDIEVAL
                Se denomino Cristiandad Medieval a la cultura, que basada en la tradición religiosa del cristiano, el legado cultural y político de Grecia y Roma  y la nueva fuerza  o impulso de vida que le añadieron los pueblos barbaros, floreció entre los siglos IV y V d. de Cristo hasta los siglos XIV y XV.
La mentalidad imperante en esta época es la “Teocéntrica y Trascendente”. 

Teocéntrica:

                La vida del hombre medieval estaba influenciada y empopada por el cristianismo, que orientaba los distintos aspectos de la vida política, cultural, las costumbres sociales y familiares, el arte, la ciencia, la economía, la moral, etc. La centralidad de la fe significa que la vida de los pueblos tanto, internamente, como en sus relaciones con otros respetaban la ley natural y el evangelio.

Trascendente:

                La concepción trascendente del hombre y de la vida se deriva de la fe en Cristo: centro de la vida del hombre medieval. La revelación de Cristo, misterio del verbo encarnado, le mostro al hombre cual era verdaderamente su principio y fin: Cristo, y esto lo llevo a las ideales medievales de la vida en santidad, ya que este hombre buscaba y afirmaba por medio de sus actos la importancia de la vida eterna.

LA PRIMERA RUPTURA DE LA CRISTIANDAD
La primera ruptura de la Cristiandad se da en los siglos XIV y XV que son llamados de transición hasta el siglo XVIII.
Son llamados de transición porque marcaron paulatinamente el camino de una mentalidad o cosmovisión “teocéntrica y trascendente” propias de la Cristiandad Medieval, hacia una cosmovisión “antropocéntrica e inmanente” propia de la modernidad.


MENTALIDAD DE LA MODERNIDAD

Antropocéntrica:

Es cuando el hombre y su sola razón se convierten en el centro de la vida del hombre y del universo.
Al ser racionalista y crítico produce un individualismo y una fragmentación del orden cultural, la política se separa de la moral y la economía se separa a su vez de la política y la moral, apareciendo el afán de riqueza indefinida, propia del burgués.

Inmanente:

Significa la absolutización del valor de lo terrenal. El hombre no deja de creer en Dios pero separa de su vida la fe en Cristo, los valores y las virtudes trascendentes.

LOS PILARES DE LA MODERNIDAD
Los pilares fundamentales de la modernidad son tres: el humanismo, el renacimiento y el protestantismo.
Humanismo y Renacimiento: Proclama el renacer o volver a la antigüedad clásica o pagana (grecorromana) desde la visión ontica y renacentista del hombre moderno, proclama el ideal del hombre universal, en contra posición al hombre virtuoso de la Cristiandad. Indica revolucione, la política se separa de la moral, la economía se separa de la política.
Es el ideal del hombre burgués y de la cultura laica.
El protestantismo: relega a Dios a lo irracional, seculariza aun más la cultura, cambiando el concepto de la gracia y de la eucaristía con un simple símbolo, el cual “cubre” pero no salva ni regenera la naturaleza humana.    


SEGUNDA RUPTURA DE LA CRISTIANDAD


REVOLUCIÓN DE LA ILUSTRACION:

La consolidación de la modernidad se conforma a través de tres revoluciones que se producen a lo largo del siglo XVIII: primero la revolución cultural y filosófica del iluminismo, luego la revolución socio – política del Liberalismo, que se inicia en Europa pero que comienza a aplicarse en las colonias americanas y luego en Francia. Finalmente tenemos la revolución tecno – económica industrial producida en Inglaterra. Todas ellas van a dar inicio a la segunda ruptura de la Cristiandad.
·         Revolución Cultural y filosófica.
·         Revolución Socio – política.
·         Revolución tecno – económica.
Uno de los procesos más importantes por los cuales se inicia la segunda ruptura de la cristiandad, es la “revolución de la Ilustración”. Este cambio consiste en una nueva concepción de la vida del hombre, en el cual se comprenden una serie de conceptos elementales.
Este proceso comienza a partir del siglo XVII y llega hasta principios del siglo XVIII. La misma se va desarrollando en el terreno cultural y consistió en una nueva manera de ver el mundo a la luz de la razón.

Exaltación de la Razón:
El iluminismo sostiene que el hombre por si mismo puede llegar a la verdad, por esto la razón es más importante que los dogmas. Este principio va acompañado por una actitud crítica hacia todo lo que recibe del pasado. Los pensadores desechan viejas creencias, emplean el razonamiento para distinguir lo verdadero de los falso. Estas ideas tienen una influencia directa sobre los métodos de conocimiento: la investigación debe basarse en la experiencia y el razonamiento. Los adelantos científicos fueron muy importantes en este siglo: se reemplazaron las explicaciones “milagrosas o sobrenaturales” por las racionales.
Este pensamiento va exaltar a la razón, considerando que esta, mediante el Progreso, conducirá al hombre hacia el conocimiento y el dominio de la naturaleza. Ahora la razón es divinizada, considerada único juez de la realidad, es la “diosa razón”. Existe por lo tanto, una continuidad y una ruptura entre la cristiandad y la modernidad.
El modelo de ciencia:
La física se convertiría en el modelo de todas las ciencias, y la ciencia en modelo de todo conocimiento. Comienza entonces una depreciación de todas las otras formas de conocimiento como la filosofía y la teología.
Los protagonistas:
Entre los artífices principales de este cambio, podemos encontrar pensadores como: John Locke, Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Diderot, Condorcet, etc. Los cuales se llamaron a sí mismos filósofos. (Como intelectuales no creen en la sabiduría eterna que ha bajados a la tierra).
Las ideas y sus fundamentos: todas las ideas se fundamentan en las mismas creencias, que conforman una nueva cosmovisión, una nueva forma ver el mundo, que básicamente contiene cuatro elementos:
·         El hombre: el humanismo había comenzado a desviar el interés que los hombres depositaban en Dios, volviendo ahora sus preocupaciones e intereses hacia el mismo. Un hombre autónomo, solitario que va a ser el centro de la consideración sobre el cual sostiene la nueva cosmovisión.
·         La humanidad: este hombre rompe con las sociedades naturales como la familia y la nación, que van a ser accidentales. A partir de ahora se los ve integrados a un único  grupo de pertenencia que es la humanidad.
·         El progreso: por la ciencia y la técnica, la humanidad camina necesariamente hacia adelante, hacia un futuro promisorio. No es algo que pueda llegar a suceder, sino por el contrario, es algo que necesariamente va a pasar.
·         El conocimiento y dominio de la naturaleza: lo único posible de conocer es la naturaleza, ya que lo sobrenatural es un invento de la mente humana. Las ciencias nos permiten conocer y la técnica surgida de esta permitirá su dominio.
Pensamiento de Santo Tomas y Voltaire: estas dos posturas, son claros ejemplos antagónicos del pensamiento de esta etapa. Ambos aplican la razón a un conocimiento completo, integro: uno aplicado a Dios y el otro a las ciencias y a las técnicas. La ruptura se manifiesta en que no puede haber dos personas más opuestas en todo: uno es cristianos (Santo Tomas) y el otro predica en contra de la iglesia a la cual denomina la infame (Voltaire). El primero considera que la razón y la fe se complementan y se ayudan mutuamente: la fe ilumina la razón, estando está al servicio de la fe. Voltaire, por el contrario, al desconocer la dimensión trascendente del hombre rechaza la fe y considera que solo sirve para dificultar el desarrollo de la razón. Esto lo lleva, además, a combatir abiertamente a la Iglesia Católica.
El deísmo: es un nuevo modo de religiosidad del hombre moderno. Tiene una imagen de un dios como arquitecto, es decir un dios que crea al mundo y luego lo deja en manos del hombre, para que este ponga sus propias leyes. Será un dios “extra – histórico”, expulsado de la historia del hombre para quien ya no cuenta la providencia divina.
Así los deístas niegan la verdad revelada, los sacramentos y la Virgen María. Van en contra de cualquier dogma. Por lo tanto no hay Revelación sobrenatural alguna, ni mucho menos una historia de salvación. Según esta postura, Cristo no es el hijo de Dios sino un modelo moral para la humanidad, al mismo nivel que cualquier otro filósofo o moralista. Desde ahora, solo será verdadero aquello que mi razón pueda comprobar experimentalmente.

http://materialdehistoria-1ro.blogspot.com.ar/2011/04/periodizacion-de-la-historia.html


http://materialdehistoria-1ro.blogspot.com.ar/2011/03/segunda-ruptura-de-la-cristiandad.html

domingo, 29 de mayo de 2016

Parcial 30 - V - 16

Posibles preguntas para el parcial:

Unidades 1 y 2.

1. ¿Qué es el conocimiento histórico?
2. ¿Qué es conciencia histórica?
3. ¿Qué es saber histórico?
4. ¿Qué diferencia hay entre conocimiento objetivo y subjetivo?
5.  Defina: verdad, certeza, duda, opinión, fe, error.

6. ¿Qué significa "el mundo conocido" en el contexto de un relato de historia antigua?